martes, 3 de noviembre de 2015

"recuperemos el valor del bien publico"






2/11/15 | Hoy vemos a algunos privados proponer negociar con el Estado, ofreciendo hacer obras de Bien Común a cambio de que se le aprueben excepciones que les permitan hacer obras o acciones que la legislación prohíbe, “buscándole la vuelta”, como se dice, y justificando lo injustificable. Por la Lic. Mónica Hunko*




En las constantes pujas que se están dando en nuestra localidad por diferentes temas, emerge un debate mucho más profundo que se debe la sociedad argentina toda y que tiene que ver con la pérdida de valor del BIEN PÚBLICO y del espíritu del BIEN COMÚN.

La reciente modificación de nuestro Código Civil ha vuelto a poner en el tapete el tema al reducir el espacio público en las riberas de cursos de agua navegables y al dejar de considerar al Agua Potable como un derecho humano inalienable, entre otras medidas.

Así es como la accesibilidad a nuestros atractivos turísticos; la preservación y el disfrute de los mismos; y algo fundamental: el poder gestionarlos, cada vez resulta más difícil.

En lo que se refiere al primer concepto, LOS BIENES PÚBLICOS, es lamentable observar cómo se argumenta a favor de la defensa de la propiedad privada en desmedro de la propiedad pública y los derechos que nos corresponden a todos como sociedad. Pareciera que “los derechos adquiridos” de los privados están sobre los derechos públicos y sociales y esa es una distorsión que fue dándose de a poco al punto tal que da la impresión que LO PUBLICO, no tiene valor, no es prioridad y debería condicionarse a los derechos de LO PRIVADO: “lo que no les sirve a los privados, pasa a ser público y el Estado se hace cargo”. A la inversa, lo que les sirve a los privados, el Estado se lo cede “generosamente” a cambio de promesas de la realización de obras de infraestructura o equipamiento urbano de las que se tendría que hacer cargo el Estado. Obras que en muchos casos ni terminan llevándose a cabo.

Ahora bien, ¿es mala palabra lo privado?, de ninguna manera. En una sociedad sana y equilibrada lo público y lo privado son necesarios cada uno aportando lo suyo en procura del BIEN COMÚN.

Si miramos hacia atrás, en nuestra historia nacional y local, muchas cosas se hicieron y se lograron gracias al aporte privado. A modo de ejemplo cito los orígenes de nuestra localidad, cuya fecha de fundación, el 15 de mayo de 1932 recuerda la inauguración de la primer Estación Radiotelegráfica la cual fue construida en terreno público con el aporte privado de Capraro, Bustillo y Lynch para el edificio y los equipos respectivamente.

Ahí está la diferencia con lo que sucede en la actualidad. En aquella época los privados aportaban su dinero en procura del Bien Común o para un beneficio mayor que abarcaba a toda la sociedad y trascendía el de su interés particular, que es genuino y absolutamente válido. Ahora, incentivados y respaldados por normas denominadas de “Iniciativa Privada” o la figura de la “Plusvalía”, se llevan a cabo proyectos privados en los que el Estado cede tierras y/ o hace excepciones a través de convenios por los que a cambio de permitir al desarrollador hacer su negocio en tierras públicas y/o privadas se compromete a hacer obras de interés público que tendría que hacer el Estado. Las cuales, insisto, muchas veces finalmente no se llevan a cabo.

Angostura puntualmente, tiene una historia en la que la acción privada llevó siempre, como se dice “la delantera” y el Estado ha ido siempre atrás, en una postura pasiva y contemplativa cuando no condescendiente. Vuelvo a un ejemplo bien concreto: El Centro de esquí Cerro Bayo se originó gracias a la inversión de un grupo de familias que venían a vacacionar y aportaron para que el proyecto se concrete. Después claro, todos nos “adueñamos” de él y lo sentimos como propio, pero la realidad es que fue y sigue siendo privado.

Hoy en cambio, a diferencia de los ejemplos anteriores, vemos a algunos privados proponer negociar con el Estado, ofreciendo hacer obras de Bien Común a cambio de que se le aprueben excepciones que les permitan hacer obras o acciones que la legislación prohíbe, “buscándole la vuelta”, como se dice, y justificando lo injustificable.

A partir de esta realidad surge un interrogante. ¿cómo hemos llegado a esto? Y ¿cómo podemos revertirlo?. Sin pretender ser exhaustiva en el análisis que amerita mayor profundidad; sin duda alguna que una de las claves del porqué, está en la pérdida del espíritu del BIEN COMÚN. Y aquí es donde convergen los dos conceptos; ya que debido a eso, vamos cediendo nuestros BIENES PÚBLICOS y nuestro derecho a hacer uso de los mismos.

¿Cómo podemos cambiar esto?, recuperando el orgullo y el amor por el lugar en el que vivimos y la sociedad a la que pertenecemos; agradeciendo y valorando lo que recibimos de ella y no ver solo lo que damos; defendiendo lo público como hacemos con lo propio; haciéndonos a su vez responsables y conscientes de nuestras acciones y de la repercusión que cada una de ellas tienen en el ámbito en el que nos desarrollamos.

En definitiva, es hora de que nos pongamos los pantalones largos como sociedad y “Al don pirulero….cada cual que atienda su juego”.

Lic. Claudia Mónica Hunko

DNI 17.433.258

*Lic. En Turismo especializada en Planeamiento estratégico con 26 años de experiencia en el ámbito público y privado

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