CIPOLLETTI (AC).– En las últimas dos décadas la búsqueda de construcciones más respetuosas del ambiente creció de forma considerable y aunque todavía las viviendas que se diseñan y construyen utilizando materiales naturales suelen llamar la atención, cada vez son más los que se animan al desafío.
Tanto es así que los colegios de Arquitectos de Neuquén y de Río Negro organizaron un curso de construcción natural que semanas atrás dictó Gernot Minke. El arquitecto es profesor de la universidad de Kassel (Alemania) pero además dirige el Instituto de Investigación de Construcciones Experimentales.
Este especialista brindó una capacitación sobre el tema.
En una entrevista que le realizó "Río Negro", Minke hizo un repaso de los beneficios de este tipo de construcciones y de las dificultades que todavía es necesario superar. Una de las más importante es la falta de obreros capacitados en este tipo de construcción pero también los prejuicios (muchos con bases reales) respecto del barro.
Minke realizó numerosos proyectos de investigación y desarrollo en el campo de construcciones ecológicas, arquitectura sostenible y viviendas de bajo costo y
publicó varios libros, que son referencia para los interesados en la construcción natural.
–¿Cuál es la situación de la bioconstrucción en el mundo?
–Es una idea que está creciendo especialmente en Latinoamérica. Empezó en Alemania en los 80 y después continuó en Europa. Aquí hay mucho interés. Yo he hecho casi 20 talleres sobre el tema de construir con materiales naturales en los países de Latinoamérica.
–¿Cuáles son las diferencias con la construcción tradicional?
–Depende de cómo se definan. Yo hablo de construir con materiales naturales.
Con materiales del lugar y herramientas y conocimientos del lugar. Con técnicas simples que no contaminen el ambiente y que utilicen materiales locales. Es muy simple.
–¿Se puede masificar la bioconstrucción?
–No, porque cada construcción es particular. Mis diseños empiezan con el análisis del clima del lugar, con las condiciones, con los conocimientos de los obreros del lugar, con lo que quieren los dueños. Hasta ahora todos mis diseños son diferentes.
–¿Es más económica?
–Depende. Normalmente sí, pero el problema es que mucha gente no conoce este tipo de construcción y los obreros tampoco y por eso necesitan mucha supervisión y eso es un poco más caro, pero los materiales son más baratos.
–Las construcciones de barro tuvieron mala prensa por el mal de Chagas...
–No tiene nada que ver con el material, sólo si hay fisuras anidan las vinchucas y los bichos. No depende del material, depende de la perfección del trabajo.
–¿Para los sectores de menores recursos es una construcción viable?
–Sí, porque tiene un alto porcentaje de autoconstrucción. Con la ayuda de los vecinos, de los amigos está la chance para bajar los costos. La autoconstrucción es un tema muy importante. Se necesita capacitar a la gente y la vigilancia y el control de los técnicos. Hay que tener en cuenta cuestiones de la resistencia, de la estática, del mantenimiento. Lo que se busca es volver a las fuentes, pero sin olvidar que una viga tiene que sostener un techo y que una viga tiene que estar asentada.
–¿Por qué creció el interés por este tipo de construcción en América Latina?
–Los techos verdes y vivos no eran conocidos y son ideales para el clima caluroso pero también para el frío. En ambos casos es un aislamiento técnico muy barato y muy efectivo y por eso hay mucho interés también en las ciudades donde llueve mucho.
–Son ventajas ecológicas...
–Sí, pero también es muy importante la vida útil, si los detalles están bien construidos la vida útil de estas viviendas es de más de 100 años. Los techos normales, por ejemplo, a los 20, 25 años hay que repararlos.
(Diario Río Negro 04/11/2012)
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