El 21 de mayo de 2003 la 56ª Asamblea Mundial de la Organización Mundial de la Salud aprobó por unanimidad el Convenio Marco para el Control del Tabaco, incluyendo en ese acto la firma del gobierno de la República Argentina. Este convenio fue el resultado de más de tres años de deliberaciones en busca de un texto consensuado, el que se logró con la participación muy activa de nuestro país.
El paso siguiente a la firma era la ratificación del convenio por los Congresos nacionales para darle validez y luego implementarlo en cada jurisdicción nacional. Hasta la fecha 168 países, incluyendo todos los de América del Sur, lo han ratificado, pero la República Argentina no.
Es evidencia científica irrefutable que el tabaquismo configura una epidemia con devastadoras consecuencias sanitarias, económicas y ambientales. El tabaco es adictivo y letal para quienes lo consumen y es responsable de más de 5 millones de muertes anuales en el mundo. En la República Argentina mueren más de 40.000 personas por año por esta causa productora de graves problemas cardiovasculares, diversos tipos de cáncer, insuficiencia respiratoria irreversible, daños a los niños en gestación y muchos otros males. Estas enfermedades afectan no sólo a los fumadores activos sino a los que pasivamente inhalan el humo que aquéllos producen con su hábito. Muchos adultos jóvenes mueren o viven penosamente a causa de este daño absolutamente evi-table.
Es muy preocupante que un país con la brillante trayectoria sanitaria del nuestro se autoexcluya de este esfuerzo mundial compartido. Ello se debe a que, hasta el momento, han prevalecido las influencias de las empresas transnacionales que manejan el negocio del tabaco en el mundo. Todo lo que atente contra su rentabilidad es bloqueado por su poder oligopólico que les asegura ingresos superiores a los 370.000 millones de dólares al año.
Las influencias se ejercen mediante numerosas estrategias, comenzando por actuar sobre los productores de tabaco, haciéndoles creer falsamente que perderán su fuente de trabajo si se ratifica el convenio. Es por ello que la mayoría de los legisladores de las provincias productoras niegan su apoyo a la ratificación.
Es falso que el convenio perjudique a los productores. Al contrario; está comprobado –Brasil es un ejemplo de ello– que la situación de éstos ha mejorado sustancialmente. También es falso que la ratificación implique la eliminación del Fondo Especial del Tabaco que existe en la Argentina.
Hay muchas otras mentiras al respecto, pero también una gran cantidad de argumentos a favor de las ventajas de la ratificación del convenio. Por ello es imprescindible continuar promoviendo y difun- diendo toda la información que vaya en ese sentido.
En el Congreso de la Nación se han presentado numerosos proyectos de ratificación, incluyendo uno de mi autoría. Será un paso de enorme trascendencia que alguno prospere y se convierta en ley.
Si ello se lograra, en noviembre del corriente año, cuando se celebre en Uruguay la Reunión de los Países Partes del Convenio, la silla correspondiente a la Argentina no quedará vacía y habremos fortalecido nuestro debilitado prestigio inter- nacional en materia de salud pública.
(*) Senador nacional por Neuquén
HORACIO LORES (*)
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