"Río Negro" recorrió la zona junto a experimentados guías.
La ceniza condiciona la llegada de pescadores.
Sólo el murmullo del río y el grito de un pájaro que se posa en un árbol cercano. A lo lejos un jinete, en la costa rionegrina, perfila su silueta en un cálido atardecer de noviembre. Y un bote rojo, silencioso, surca el cauce del Limay con dos hombres a bordo. Ríen, festejan, recuerdan. Y cada tanto surge la exclamación del momento que vinieron a buscar: el de la trucha enganchada en el anzuelo. La escena se repite varias veces en la tarde. Llega la noche y es hora de volver al campamento. Mañana será otro día de pesca. Estamos en el Limay Medio.
Entre la represa de Picún Leufú y el inicio del embalse Ramos Mexía, el río símbolo de la unión de Río Negro y Neuquén se ramifica en decenas de brazos que lo hacen parecer una soga deshilachada. En estos kilómetros se esconde una de las mejores zonas de pesca de la región que, paradójicamente, es de las menos explotadas. Habitan en ella truchas arco iris, marrones y percas. Hasta allí llegó "Río Negro" para vivir varios días de campamento reconociendo, junto a dos experimentados guías, la potencialidad del recurso para esta temporada 2011-2012. El relevamiento toma mayor valor por un fenómeno que modificó la vida en varias zonas de Río Negro y Neuquén.
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Las cenizas emanadas del volcán Puyehue impactaron en la pesca. Pero no porque el río o los peces se vean afectados, sino porque el fenómeno limitó las vías de comunicación, especialmente el funcionamiento de los aeropuertos. Muchos de los pescadores que llegan a la zona lo hacen en vuelos que aterrizan en Neuquén o Bariloche. La irregularidad de los arribos hizo caer la cantidad de arribos a la región.
Mariano Srur y Gastón Van Praet, que trabajan en el Limay Medio, mencionaron algunas de las conclusiones del recorrido: "Hemos encontrado una pesca excelente. No hubo consecuencias para las truchas, están sanas y gordas", señaló Srur.
Lo que sí se vio afectada fue la logística de la pesca. "La ceniza resultó perjudicial para la actividad económica, porque los aeropuertos de Bariloche y San Martín de los Andes prácticamente no operan, y las frecuencias de los vuelos a la ciudad de Neuquén están reducidas, con posibilidad de cancelaciones", describe Srur. De todas formas aclara que esta zona tiene una mayor cercanía con Neuquén, que es la estación más operable de los mencionadas, lo que le permite sufrir en menor medida este problema.
Van Praet, que también trabaja en Bariloche como guía de pesca, plantea que la que comenzó será una temporada complicada. Además de la ceniza que se levanta en la zona de la ciudad rionegrina cuando hay un poco de viento, el guía también destaca como principal factor la falta de funcionamiento del aeropuerto de Bariloche. "A veces los pescadores vienen a pescar tres días, en un grupo de amigos, y si no tienen aeropuerto no pueden venir, porque en colectivo pierden uno o dos días de viaje", cierra.
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La característica que más se destaca del Limay Medio a la hora de describir sus virtudes es la poca presión de pesca que tiene, ya que a este lugar arriban principalmente pescadores experimentados. "Quien llega acá sabe a lo que viene. En cambio, por ejemplo en Bariloche, encontrás todo tipo de pescadores. El que tiene experiencia y aquel que al que le ofrecen la opción de pescar con mosca en un hotel o una hostería", describe Van Praet. "El Limay Medio es como más salvaje, más inhóspito. Hay lugares donde pasás pescando y no te cruzás con nadie. Y parás a acampar y tampoco te cruzás con nadie", agrega.
También se destaca la posibilidad de desarrollar diversos tipos de pesca, ya que en esta zona el Limay se ramifica en decenas de canales que permiten utilizar distintos tipos de cañas y de moscas.
"El río Limay Medio es uno de los más grandes de la Patagonia argentina. Se pueden encontrar sectores muy anchos para pescar, que tienen su dificultad. Hay que tener un grado de conocimiento de la zona, para poder interpretarlo bien. Y también tiene sectores de brazos pequeños, porque el río se abre y se forman zonas de islas, eso le otorga diversidad: se pueden encontrar ríos más pequeños dentro del mismo río", señaló Srur.
El Limay Medio se pesca principalmente en embarcación, mediante flotadas donde se sale de un punto y se termina en otro.
Su caudal y tamaño lo hacen proclive para este tipo de pesca con mosca.
También se pueden montar campamentos que se van desarmando y armando en distintos puntos a la vera del río, y desde donde se sale a pescar río arriba o río abajo.
Con esta modalidad, afirma Srur, se puede llegar a lugares más alejados y vírgenes, porque no se tiene la obligación de volver a pernoctar a Piedra del Águila. (Ver recuadro)
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Hermanadas por el río, los límites entre Neuquén y Río Negro se desdibujan en esta zona. Se cruza indistintamente a una y otra orilla para acampar o pescar. Los pobladores, en su mayoría crianceros, se benefician de la actividad de la pesca porque cobran por ingresar a sus campos y también les proveen de carne y verdura a los pescadores. Naupa Huen es el final de nuestro viaje por el Limay. Las tres embarcaciones, dos balsas campamenteras y un bote de pesca, arriban al pequeño poblado rionegrino. El reconocimiento deja caras felices por la pesca disfrutada. Es hora de volver a la ciudad.
Néstor Pérez Andrés Stefani
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