lunes, 29 de diciembre de 2014

La mística de antaño con las comodidades del pasajero moderno

Cuando uno pone un pie en el muelle del hotel, hoy, encuentra que el espíritu de aquella época está presente, en esta nueva etapa.


A orillas del Nahuel Huapi se levanta el magnífico Correntoso Lake and River Hotel.








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La historia cuenta que Primo Capraro, un italiano oriundo de la región de Belluno, llegó al extremo sur de la provincia de Neuquén en 1917. En un punto paradisíaco, donde las aguas del lago Correntoso bajan por un estrecho río de unos cien metros de extensión (el más corto del mundo, según dicen) para desembocar en el Nahuel Huapi, abrió un aserradero y pocos años después un hospedaje de tres o cuatro habitaciones. Lo llamó “Doña Rosa”, en honor a su mujer que era la encargada de manejarlo. En un principio, La posada tenía la intención de ser punto de descanso para quienes hacían las interminables y difíciles travesías entre Argentina y Chile.

Pero la esmerada, cordial y afectuosa atención de doña Rosa, y la visión de futuro del propio Capraro hicieron que el albergue fuera creciendo y mejorara en servicios. Así, Rosa y Primo fueron también pioneros en el turismo. Ya en 1922 el lugar había adquirido fama por la calidez de la atención y por la belleza del enclave natural, donde una de las actividades más buscadas,especialmente por extranjeros, fue la pesca de la trucha. El viajero debe hacer un esfuerzo especial para imaginar lo que serían en aquellos años los paseos lacustres, caminatas, cabalgatas y salidas de exploración por las montañas cercanas y la Isla Victoria.

Cuando uno pone un pie en el muelle del hotel, hoy, encuentra que el espíritu de aquella época está presente, en esta nueva etapa. “Pretendimos rescatar lo mejor de antaño con las comodidades necesarias para el pasajero moderno”, nos dice Alejandro Laurence, director del hotel al darnos la bienvenida al lugar.

Tras una ardua negociación con una comunidad religiosa que manejó anteriormente el lugar, el empresario compró el hotel a finales de la década de los 90 cuando el edificio había perdido el brillo de la primera época. Diecisiete años después, Correntoso, Lake and River Hotel es considerado el punto de vacaciones más exclusivo de la Patagonia. Una vez que el pasajero completó el trámite del check in no tiene más que relajarse y elegir entre dos opciones. Recorrer las instalaciones del hotel o realizar alguna actividad al aire libre. En los dos planes se ofrecen una variedad de propuestas que no deja afuera ni a adultos ni a chicos.

Si se decide quedarse en el hotel, la piscina “in/out” con una cautivante vista al Nahuel Huapi logra que uno olvide por unos minutos las preocupaciones del mundo exterior. Es que el espejo de agua climatizada que queda al aire libre ofrece para quien decide meter el cuerpo hasta el cuello una ilusión óptica de estar una pileta natural inconmensurable cuyo uno de sus límites o “bordes” son las montañas nevadas que están justo enfrente. Uno puede estar allí, quizás tomando algo, varias horas.

Después, y como para terminar de “bajar” el ritmo de la gran ciudad, una vuelta por el Herbal Hamman, el spa o el gimnasio también contribuyen para disfrutar el tiempo libre. También hay un rincón para los más chicos. Pero si se opta por salir, uno de los planes puede ser una caminata por el viejo camino a Chile, el mismo que transitaban los pioneros, atravesando bosques de coihues y que serpentea cerca de la Ruta de los Siete Lagos. El trekking llega hasta el lago Espejo, donde los visitantes pueden participar, si el clima lo permite, de un pic nic con una súper degustación de exquisiteces regionales para todos los gustos. Otra recomendación es la navegación del Nahuel Huapi al atardecer, travesías en kayaks, pesca con mosca en el río Correntoso y cabalgatas.
Fuente:La Capital

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