El historietista Joaquín Salvador Lavado Tejón, más conocido como Quino, "padre" de Mafalda, cumple hoy 80 años mientras el culto por su personaje se adueñó del mundo.
El dibujante Quino, creador de Mafalda, festeja sus 80 años cuando culto a la niña preocupada por la humanidad y la paz mundial ya dio la vuelta al planeta y sus libros se reeditan una y otra vez.
El escritor italiano Umberto Eco, admirador de Mafalda, la definió como una "heroína iracunda que rechaza al mundo tal cual es... reivindicando su derecho a seguir siendo una niña que no quiere hacerse cargo de un universo adulterado por los padres".
Convertida en símbolo de rebeldía, las andanzas de la nena de pelo oscuro y cara redonda marcaron a numerosas generaciones. Sus legendarias tiras fueron traducidas a más de 30 idiomas. Y es que las ocurrencias de Mafalda –inquieta por la educación, la sociedad, la política nacional e internacional– siguen teniendo sorprendente vigencia.
Por algo el autor argentino Julio Cortázar, al ser interrogado sobre lo que pensaba del personaje que lanzó a Quino a la fama mundial, bromeó: "Eso no tiene la menor importancia. Lo importante es lo que Mafalda piensa de mí".
Creador de Mafalda pero también de muchos otros entrañables dibujos, el más universal de los humoristas gráficos argentinos enfrenta al lector con lo absurdo del mundo moderno, la burocracia y las instituciones inútiles, la hipocresía del poder y las desigualdades sociales, entre sus temas recurrentes.
Con más de 50 años de trayectoria, publicó numerosos libros de humor como "¡A mí no me grite!" (1972), "Bien, gracias, ¿y usted?" (1976), "Ni arte ni parte" (1981), "Gente en su sitio" (1986), "Potentes, prepotentes e impotentes" (1989), "Yo no fui" (1994) o "¿Quién anda ahí?" (2012).
Su humor ácido, que combina pesimismo y ternura, circuló por infinidad de publicaciones de América Latina y Europa. Las viñetas de Quino no provocan la carcajada inmediata, sino que deben ser miradas con atención e inclusive pensadas.
Junto con uno de sus maestros, el francés Sempé, Quino considera que está entre los últimos exponentes de un humor en extinción, el "humanista, no contaminado por la sátira política del momento".
Joaquín Salvador Lavado llegó al mundo un 17 de julio en la ciudad de Mendoza, hijo de inmigrantes andaluces. Desde su nacimiento lo llamaron Quino para distinguirlo de su tío Joaquín Tejón, pintor y dibujante publicitario con quien descubrió su vocación.
Tras un efímero paso por la Escuela de Bellas Artes, en 1950 vendió su primera historieta para una tienda de sedería. Cuatro años más tarde, se instaló en Buenos Aires en condiciones precarias y comenzó a deambular por las redacciones.
El semanario "Esto es" le publicó por entonces su primera página de humor gráfico, y luego sus dibujos aparecieron en "Vea y Lea", "Leoplán", "Damas y Damitas", "TV Guía" y "Atlántida", entre otros.
Un año crucial fue 1963: se editó su primer libro recopilatorio, "Mundo Quino", y le encargaron una historieta para el lanzamiento de una línea de productos electrodomésticos. Esa campaña frustrada fue curiosamente el germen de la contestataria Mafalda.
La enemiga acérrima de la sopa apareció brevemente en 1964 en la revista "Leoplán". En los años siguientes, las andanzas de Mafalda, en compañía de sus padres, sus amigos Felipe, Manolito, Miguelito, Susanita y Libertad y su hermano Guille habitaron las páginas del semanario "Primera Plana", el diario "El Mundo" y "Siete Días".
A diferencia de otros colegas, que hicieron perdurar sus tiras apoyándose en guionistas y dibujantes, Quino se resistió a perder el contacto directo con su creación. Así, su más célebre personaje se despidió oficialmente en 1973. "Si seguía con Mafalda, la historieta iba a terminar por liquidar al dibujante", explicó.
Quino, que adoptó en 1990 la nacionalidad española, se hizo acreedor de innumerables galardones en todo el mundo. En 1982 fue elegido Dibujante del Año, y también recibió entre otros el Premio Quevedos de Humor Gráfico y fue nombrado Oficial de la Orden de las Artes y las Letras de Francia.
En 1976 se trasladó con su mujer Alicia a Milán, mientras que en 1980 pasó a las páginas de humor de la revista dominical de "Clarín". En 2009, Quino anunció en las páginas del diario argentino una ausencia temporal.
"Me pareció acertado (...) tomarme un tiempo hasta encontrar algún modo de renovar el enfoque de mis ideas o al menos nuevas formas en mi línea gráfica", confesó el dibujante.
Este año Quino sorprendió a sus lectores, al sentarse nuevamente en el stand de Ediciones De la Flor –sello que lo publica en Argentina– para firmar libros en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Además, el mes pasado participó de la inauguración del Museo del Humor (MUHU), y una Mafalda gigante, inflada con helio, sobrevoló el edificio porteño.
Mafalda ya cuenta en Buenos Aires con su propia plaza, en el barrio de Colegiales, y una estatua, en San Telmo. Desde allí parece observar a su alrededor para reflexionar nuevamente: "¿No será acaso que esta vida moderna está teniendo más de moderna que de vida?". (DPA).
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