"Quien en agosto ara, riqueza prepara" (Refranero popular) |
Publicado por Etcétera
Rasgando el hielo con uñas blandas he estado muchos días de sol y noches en vela, dando pequeños
golpes, mansos y sutiles, para no despertar a las fieras que llevamos dentro. Con la persistencia de una
gota de agua, el bloque frío se ha resquebrajado bajo mis pies descalzos que tropezaban una y otra vez con sillas, mesas y camas de hogares sin vida, para dejarme pasar, dándome la bienvenida con una sonrisa.
Ahora proyecto el mes de agosto para disfrutar madrugadas más frescas, mientras los días se acortan. No quiero que se pase, no quiero, por eso sonrío mientras mi pluma traza en un papel en blanco y por orden de preferencia, todas las cosas que en estos treinta y un día no quiero dejar de hacer. Llenaré las horas con LUZ PROPIA y cumpliré un nuevo ciclo para comenzar otro. Por inercia suelo contar mis años de vida por cursos escolares, y desde hace algún tiempo, nunca sé cómo arrancarán, ni los cursos ni los años. Pero en realidad en eso radica la gracia de este mes, en no tener ninguna expectativa más allá de esas treinta y una jornadas. No suelo pensar en el siguiente mes hasta que no se inicia. Ya me acostumbré, y mi piel se ha ido curtiendo con el tiempo y adaptándose a las nuevas necesidades que me surgen continuamente. Soy una superviviente y eso me gusta. Mi piel se ha hecho dura y capaz de soportar tempestades, y este mes, AGOSTO, el último mes de mi personal calendario, acaricia hoy mi rostro y me confiesa que no todos son iguales, que cada año un surco nuevo aparece tímido en mi rostro reflejado en el espejo, y yo, orgullosa, doy las gracias porque es una nueva lección aprendida.
¡El examen de septiembre lo apruebo con nota, seguro...!
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